La vida es experta en crear bifurcaciones. Está masterizada (y remasterizada) en ello. El caso es no estar tranquilo. De repente, se abren puertas, y como ya había alguna que otra ventana abierta, hay corriente. Se vuelan los papeles, las paredes se quedan frías, expectantes. Te miran con la ceja levantada.
Puede incluso que se escape el gato. Sobre todo si no estamos atentos. Qué manía la de los gatos de caer en la tentación de las puertas abiertas. Qué manía la de los humanos de temerles tanto a éstas.
Por qué no aprenderemos de ellos, y, con andar elástico, nos deslizaremos hacia lo nuevo... Con precaución, sí, pero sin miedo. Con las orejas en posición de rastreo y ese rictus que tienen los felinos, que a mí se me antoja una sonrisa.
sábado, 20 de septiembre de 2008
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1 comentario:
Los gatos son los únicos capaces de escoger el sitio donde quieren estar... tienes toda la razón, deberíamos aprender de ellos... Un beso.
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