Le gustan las máscaras, la tele y los paseos. Jugar naipes por la tarde y destapar botellas de cerveza. No bebe pero es noctámbulo, y prefiere el pescado crudo, como los japoneses. Se gusta. Es el hombre de las vacaciones.
Pero hay otro.
El otro, se levanta temprano todos los días. Hace ejercicio, lee los diarios, come saludable. Toma vino con las comidas, le gustan las carnes -"termino medio"-, y las bernejenas. No se gusta. Trabaja. Siempre.
Un día -o una noche, no importa-, los dos se reconocen y se miran a los ojos. Luego pasan de largo porque intuyen que acaba de suceder algo importante y que no volverán a ser los mismos. "Ese es el problema", piensa cada uno por su lado sin saber muy bien en qué está pensando.
Luego parpadean y olvidan el asunto.
sábado, 26 de enero de 2008
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1 comentario:
Quiero saber más de esta historia, no puede quedar así ...
Cómo acaba ? Es intrigante.
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